Amigos... un poco tarde a la cita lo se... pero les confieso que estos días inhábiles fueron de total descanso y reflexión... me he ocupado de cosas en casa que he dejado a un lado por preocupaciones laborales... pero mi vida no es solo el trabajo... mi mundo es mucho mas... y en estos momentos me he recargado de una energía muy rica... gracias a mi familia... y a los ricos pibipollos que me he comido...Hoy les hablaré de una tradición muy hermosa y antigua en mi país...
EL DIA DE MUERTOS... los días
1 y 2 de Noviembre a nivel nacional no se labora para celebrar esta bella tradición.
Para nosotros los mexicanos el Día de Muertos representa algo más que la veneración de nuestros difuntos, podría decirse que para nosotros, a diferencia de otros latinoamericanos, este día es para celebrar, burlarse, jugar y convivir con la muerte.
El Día de los Muertos es el día de reconocer la muerte y celebrar la vida. Los niños fallecidos son recordados en el Día de Todos los Santos (1 de noviembre); los adultos en el Día de Todas las Almas (2 de noviembre).
Las fiestas de muertos que se celebran en todo el país son una amalgama de las culturas mesoamericanas –fundamentalmente la mexica– y del mundo hispánico. El carácter lúdico que éstas presentan deriva de la cosmovisión azteca. Fuera del país estos festejos son vistos con asombro por los tintes carnavalescos, la animación y la alegría general con que son desarrollados.
El origen del aspecto festivo se halla en la concepción de la muerte en la sociedad mexica, que formó parte del ciclo cosmogónico del devenir y no se entendía como un fin. La muerte es vista como un despertar, como un renacimiento a otro mundo, el mundo de los muertos. Según la forma de morir, se accedía a determinado lugar del inframundo.
La imposición del cristianismo al mundo mexica, a pesar de la violencia con que llegó a realizarse, no consiguió desterrar del todo las antiguas creencias y cultos prehispánicos. Pero ciertas coincidencias entre ambas culturas –como las ofrendas, las penitencias y la vigilia– hicieron más sencilla esta tarea.
El culto azteca a la muerte fue casi totalmente erradicado. No obstante, el culto a los muertos se fusionó con el modo católico de honrar a los difuntos, lo cual se hacía al día siguiente de la celebración de Todos los Santos, el 2 de noviembre.
Fray Diego de Durán relata que los indígenas colocaban una ofrenda el día primero y otra el día 2, y explica que esto sucedía por ser una costumbre muy antigua entre los naturales.
Una manifestación esencial del día de los Fieles Difuntos es la calavera. Las culturas precolombinas tuvieron a la calavera, al cráneo, por símbolo esencial de la muerte (en contraste con el esqueleto europeo) y ella fue representada in-veteradamente en murales, códices, piedra y cerámica.
El concepto prehispánico de la muerte como un eslabón generador de energía, como un germen de vida, explica quizá el modo en que a través de los siglos se ha recreado y asimilado la idea de la calavera en México: desde el uso de la palabra ‘calavera’ para referirse a la persona que lleva una existencia dedicada a los placeres, a la fiesta, es decir, sin tomarse en serio la vida; pasando por esas otras calaveras, tradicionalmente escritas en cuartetos octosílabos rimados, que hacen mofa de la vida a través de la muerte (aparecidas a finales del siglo XVIII para satirizar la pedantería de los panegíricos mortuorios y que iban con la caricatura de la persona a la que se dedicaban); hasta las calaveras de azúcar, de chocolate o de amaranto en las que las personas buscan su propio nombre, para luego comérselas con singular alegría, alcanza aún a percibirse cierto eco del pensamiento prehispánico que los mexicanos hemos heredado.
En la festividad del Día de Muertos la ofrenda tiene un papel preponderante en la atención y servicio a los difuntos. La ofrenda no es de ningún modo un obsequio, sino un ofrecimiento. Un modo de compartir con los parientes fallecidos los frutos obtenidos durante el año.
Ella se prepara con antelación y solemnidad. La creación de la ofrenda muestra sentimientos de gratitud, amor y veneración, pero tras éstos se hallan también el miedo al disgusto y la insatisfacción que los muertos pueden sentir hacia sus familiares por olvidarlos.
Aunque los elementos que conforman la ofrenda son variados de una región a otra del país, pueden señalarse básicamente los siguientes:
1. Altar doméstico. Adornado con papel picado, palmillas.
2. Flores. Cempasúchil, cacalosúchil, crisantemos.
3. Ceras. Velas y veladoras dedicadas a cada uno de los difuntos, las cuales los guían en su camino a las moradas de sus familiares.
4. Alimentos. Desde las más humildes viandas, como los frijoles, hasta platillos muy sofisticados como el mole de guajolote, o el tradicional pibipollo, típico de Campeche y Yucatán.
5. Bebidas. Agua, café, chocolate, mezcal, aguardiente, cerveza, brandy.
6. Copal e incienso.
7. Dulces. Éstos destinados a los niños y dependiendo de la región del país se hacen con formas de animales o querubines; y también están las tradicionales calaveritas de azúcar.
6. Ritos de recepción.
7. Ritos de atención a los difuntos.
8. Ritos de despedida.
Es igualmente una gran tradición visitar el cementerio, en algunos lugares del centro del País como Mixquic en el Estado de México o en Oaxaca, la gente adorna de forma hermosa las tumbas y se quedan a pasar la noche acompañando a sus difuntos, comiendo y rezando. En el sureste solo se visitan las tumbas y se escucha la tradicional misa del día de muertos en el cementerio.
Este año no pudo faltar mi altar... confieso que no lo coloco de forma tan sofisticada pero si es para mi muy importante que se encuentre en un lugar central de mi casa, con la foto de mi padre... Tal vez antes de su muerte esta tradición no tenia tanto sentido como ahora... y me enorgullece ver que sofía ya lo está haciendo parte de su vida.
Otra de nuestras bellas tradiciones son las llamadas
"Calaveras"; son versos festivos que comentan en epitafio el día de muertos, los defectos de personajes vivos que son presentados como ya muertos, sin respeto por jerarquías sociales o por la importancia política de quienes son satirizados. En ellos se dice como murió y en ocasiones como lo fue después de que supuestamente terminó su vida en la tierra. Las calaveras van siempre ilustradas de manera igualmente vistosa, generalmente con cráneos o esqueletos. Los primeros dibujos aparecieron en 1872, fueron creados por el litógrafo Santiago Hernández. Tiempo después, los grabadores Manuel Manilla y José Guadalupe Posada, también inician sus primeras caricaturas de calaveras.
Y es Posada quien logra hacer de ello una verdadera costumbre. Convirtió en famosa calavera, lo mismo al presidente que al general, hablando con deliciosa ironía, humor y sarcasmo de las diferentes dificultades, molestia y apuros que les amargaban la vida.
Dichos versos son una crítica que no recurre a la indignación moral, sino a la ocurrencia ingeniosa y a los alfilerazos satíricos, como mera forma de desahogarse.
Y para despedirme amigos... aquí les dejo unas calaveras en honor a mis problemas laborales que en forma de desahogo me hicieron pasar un buen rato y espero que a ustedes tambien.La muerte andaba angustiada
como nunca se le vió
pues al llegar a "Vida Nueva"
a mi jefa conoció.
Pa'su mecha dijo la muerte
¿a dónde la llevaré?
el infierno éstá repleto
de politicos corruptos
y ciudadanos también.
A la catrina enojada
se le escuchaba gritar
en esta oficina, dijo,
todos murieron en vida,
antes de yo llegar.
La muerte se marchó asustada
de lo que vió en esta Institución
La corrupción y el ventajismo
en su máxima expresión.
El que logre salvar su espíritu
en este horrible lugar,
inmortal se volverá,
y cuando la huesuda llegue
ya no se lo podrá llevar.
En mi lápida es segura
la siguiente inscripción:
"Psicóloga con ideales,
que venció a la corrupción".
Un beso a todos.