“Normalmente cuando las personas están tristes no hacen nada. Se limitan a llorar pero cuando su tristeza
se convierte en indignación son capaces de hacer cambiar las cosas.” - Malcolm
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Desde pequeña muchas cosas me han indignado, cuando eres
niño tienes más abierta la capacidad de percibir la injusticia y las
incongruencias y dos fenómenos pueden sucederte, o terminas adaptándote al
entorno volviéndote totalmente indiferente y tolerante a la injusticia, o
sigues indignándote de por vida transformando tu sentimiento en acciones que te
mueven de forma soñadora idealista a lograr que las cosas sean cada vez
mejores.
Creo que a mí me sucedió lo segundo, recuerdo haber sido
testigo principalmente en la escuela de muchas injusticias, contra mi persona,
hacia otros niños y contra mi madre. Y de ahí conforme fui creciendo era increíble
ver que no acababan, al contrario, empeoraban.
Cuando inicié trabajando en el hospital psiquiátrico de
Yucatán, yo estuve como psicóloga fundadora junto con otros 4 psicólogos que
empezamos haciendo nuestro servicio social en la Unidad de Psiquiatría
Infantil, fue una de las mejores experiencias, no solo éramos amigos sino el
que era el director en aquel entonces de la unidad era una excelente persona
del que podíamos aprender mucho, dábamos consulta en unos pabellones en donde
se instalaron mesas de coca-cola y los espacios se dividían por cerros de
colchones, ya que originalmente se pensaba que fuera un área de internamiento
pero luego se decidió que solo se diera el servicio de Consulta Externa, empecé
dando psicoterapia y aplicando pruebas, después hicimos un taller para niños
que se llamaba Terapia de Socialización, ahí empezaron mis pininos con los
pequeños, tuve la oportunidad de recibir una plaza de la Secretaría de
Educación por que el que fuera director nos comentó a mí y a una compañera que
era posible que le dieran dos plazas como una forma de apoyo al proyecto, y así
fue, la recibí que por cierto fue todo un calvario que nos las entregaran, y
fue justo la plaza que les comentaba hace unos días que nunca se regularizó y
siempre gané un sueldo como administrativa, a mis demás colegas les dieron
plazas de la secretaría de salud, luché mucho por cambiar la mía, la plaza de
la secretaría era mucho mejor y con grandes prestaciones, a pesar de todo mi
trabajo y tiempo invertido en la institución nunca lo obtuve y jamás lo logre,
cuando empezaron a repartir las plazas, se remodeló el espacio y se inauguro la
unidad, entró gente que nunca había estado ahí y tiempo después me comisionaron
a la Dirección de Educación Especial. Confieso que en esos tiempos todavía
creía que la justicia podía ser posible, que mis esfuerzos y mi trabajo podrían
ser reconocidos, pero eso nunca sucedió. (Lo increíble es que la gente que me
escucha siempre me repite: “asi es la vida, no se de que te sorprendes”)
La historia en la Dirección de Educación Especial no fue muy
diferente, solo puedo decirles que entré justo con la que fuera Directora en
ese tiempo que según los rumores había sido maestra particular de un hijo o un
nieto del gobernador Cervera Pacheco, no recuerdo bien y que por amistad con su
esposa fue colocada en el puesto, la mujer sufrió con el tiempo una
transformación asombrosa que luego me tocaría vivir con otros jefes en otras
instituciones, de ser la maestra abnegada, humilde y con grandes proyectos, pasó
a ser la jefa déspota, prepotente, corrupta y ambiciosa. Nunca me he quedado callada, ese ha sido uno
de mis grandes defectos, ante el menor acto de injusticia y más si es hacia mí,
rápidamente reacciono y corrijo, mi jefa nunca me soportó, al final terminó deshaciéndose
de mi y como castigo a mis constantes rebeldías me acabó comisionando a un área
de Capacitación y proyectos, que se dedicaba a dar cursos a las escuelas, imagino que tenerme en la oficina como testigo
de sus constantes actos corruptos en los que sus amigas y allegadas de pronto
tenían acceso a carrera magisterial con sueldos exorbitantes por no hacer nada
era para ella nada soportable, pero una vez mas no iba como psicóloga, sino
como secretaria, y me instalaron frente a una computadora en un cubículo que se
usaba como bodega de libros de texto que por cierto estaba lleno de comején, y ahí
estuve hasta que me llegó la oportunidad de regresar a Campeche para trabajar
en la Clínica para niños y adolescentes
farmacodependientes de Kila Lerma.
Inicié trabajando SANNAFARM VIDA NUEVA como psicóloga del
turno vespertino y no habían inaugurado la clínica, apenas se trabajaba el
servicio de consulta externa, éramos solos el trabajador social y yo, el que
por cierto a veces se escapaba a darse sus vueltas, o llevaba su cable para
robarse el internet y poder chatear, mientras la consulta crecía, mis pacientes
nunca faltaban y la población empezó a crecer.
Algo que disfrutaba mucho era llenar mis expedientes, narrar mis
sesiones y de alguna forma contar el proceso, mis notas nunca faltaron. Al poco tiempo recibo la llamada de una de
las coordinadoras para proponerme el puesto de Jefa de Departamento de
Psicología por que según esto les gustaba mucho mi trabajo y la forma en que
llevaba mis expedientes, eso sí la coordinación se la darían a otra psicóloga
que estaría haciendo otras funciones, y yo que estaría debajo de ella la haría
de coordinadora y jefa de departamento.
La verdad estaba tan feliz que no me importó y dije que sí, lo primero
que pensé fue que al fin se estaba reconociendo mi trabajo. Cuando se lo conté a mi cuñado me dijo que
porque no me daban la coordinación si yo haría todo el trabajo, además yo
estaba estudiando la maestría, y me pregunto que preparación tenía la otra persona. La verdad cuando me lo dijo me di cuenta que
tenía razón pero no hice nada al respecto, y me pidió autorización para hablar
con la esposa del gobernador de aquel entonces e interceder por mí, para que me
dieran el cargo.
A los pocos días el director me manda a buscar y muy enojado
me dijo que recibió una llamada de la esposa del gobernador para decirle que me
dieran a mí el puesto, que yo llenaba los requisitos y quien se lo merecía era
yo, el director no ocultó su desacuerdo y yo le dije que le demostraría con mi
trabajo que tenía la capacidad para ser la Coordinadora. Tiempo después ese fue el mejor jefe que
tuve, en una ocasión habló conmigo y me dijo que me reconocía la excelencia de
mi profesionalismo y mi trabajo y que de todas las aéreas en la clínica, la mía
era la única que funcionaba adecuadamente.
Desgraciadamente en el tiempo que estuve ahí que fueron 9
años, tuve 5 jefes diferentes, y casi todos fueron un suplicio. Vi cometerse muchas injusticias, malos diagnósticos,
malos tratamientos y ni que decir de cosas chuecas y corruptas con tal de robar
recursos y mucho mas. Mis jefes siempre
supieron mi postura y mi proceder por eso no era de su agrado y siempre era
relegada pero no me corrían por que al final sabían que era la única que
resolvía y hacía el trabajo adecuadamente.
Mi indignación seguía creciendo con el tiempo, de mis experiencias puedo
concluir que trabajar en instituciones gubernamentales es terrible, la mayoría
de las personas que están ahí, ya están adaptadas y anestesiadas, ya no se
escandalizan ante lo incorrecto y mucho menos ante los actos de corrupción, al
contrario, participan y piden su tajada, o algún privilegio. Recuerdo que mi penúltima exjefa para
vengarse me puso a checar tarjeta siendo coordinadora de Área y no tenía limite
de retardos solo de descuentos en caso de llegar tarde. Podría hacer una lista inmensa de todo lo que
viví y también de lo que observé, y aprendí que así es como funcionan esos
lugares, y que para nuestra mala suerte como sociedad y usuarios de servicios
las cosas jamás cambiarán porque al final las instituciones no las hacen las
autoridades, sino los trabajadores y muchos ya están insensibilizados.
Este post de hoy quiero dedicárselo a todas las personas que
por cierto fueron muy poquitas que encontré en mi camino que como yo se
indignaban y reaccionaban ante las injusticias.
Como enferma de Lupus, he escuchado historias increíbles de
injusticias que muchas compañeras de lucha han vivido por falta de atención y
medicación adecuada en los servicios de salud.
Yo en lo personal puse tierra de por medio de la seguridad social, pero
eso no quita que los servicios no deban darse adecuadamente y que el sistema se
siga llenando los bolsillos a costa de nuestra necesidad.
En una ocasión mi nutriólogo me comentó que el Lupus es una
de las enfermedades de las que nadie se ocupa ni por investigar ni mucho menos
por intentar encontrar una cura, no es redituable, tanto como lo es el cáncer
por ejemplo o algún otro tipo de padecimiento, me decía que si alguien se
sentara realmente a investigar y a invertir, los descubrimientos y avances
serían sorprendentes.
Somos muchísimos los enfermos de Lupus, más de lo que
podemos imaginar, admiro a mis compañeras que han fundado organizaciones y
asociaciones para ayudar y apoyar a pacientes que lo necesitan, pero es
importante que alcemos la voz, que no nos callemos, y que externemos lo que
sucede, que no lo aceptemos tranquilamente, y como decía Malcolm que no nos
lamentamos y únicamente nos pongamos a llorar.
Ante tanta indignación en todas las etapas de mi vida,
intento hacer cosas diferentes, trabajar por mi cuenta y crear una institución que
cubra necesidades prioritarias con un servicio de calidad es para mi hacer un
cambio, no depender de un sueldo del gobierno y permanecer callada siendo cómplice
de las injusticias y generarme mis propios recursos, es intentar otro cambio
más, enseñar a mis hijos con el ejemplo y plantar valores firmes en sus estilos
de vida, es otro cambio mas, mirar la enfermedad desde la perspectiva de la
lucha, del reto y el desafío, desde el aprendizaje y autoconocimiento es otro cambio
más.
No sé si estos pequeños cambios algún día logren cambios
grandes, o si logran percibirse ante el mar de circunstancias que actualmente
nos invade, y que en ocasiones me hace perder la esperanza y me obliga a tirar
la toalla para sentarme a llorar.
Pero cuando leo sus comentarios y los mensajes que me
envían, diciéndome que realmente este ejercicio les significa mucho y les
inyecta de aquella motivación que muchas veces necesitamos para continuar, es
que entonces siento que todo ha valido la pena.
El proyecto va tomando una forma muy hermosa, he estado
investigando sobre escritura terapéutica, y los efectos en la salud física y
emocional de pacientes con enfermedades crónicas, he encontrado algunas
historias y blogs de personas que se dieron a la tarea de contar y narrar su
historia durante el proceso de su enfermedad y son dignos ejemplos de lucha,
constancia y dedicación aun en medio de la adversidad. Ronda por mi cabeza otro
proyecto para trabajarlo con pacientes con lupus y enfermedades crónicas, que
ya irá madurando para que en su momento lo lleve a cabo. En fin que las cosas se van moviendo, mis
pensamientos, sentimientos e ideas que se proyectan en letras se transforman en
algo más grande y mi indignación igual se va transformando hasta crear algo que
seguramente llevará de por medio grandes cambios.
Por la tarde me la pasé durmiendo, intentando recuperar la
energía del cansancio que las malas noches me han dejado. Y es que esto me
apasiona y estoy feliz de haber encontrado un nuevo motivo para continuar.
Hoy me escribió la mamá de uno de los niños que estuvo
conmigo en el taller de Ágora, a quien por cierto le tengo un cariño muy
especial, ha sido una familia que me ha demostrado su apoyo y solidaridad y su
sincera preocupación hacia mi persona, y me comentaba que me extrañaban y que
mis escritos le gustaban mucho. Ayer me
puse de acuerdo con una persona que fue mi paciente para que me ayudara a
organizar unas actividades para celebrar el 5º. Aniversario del Instituto, la
misma que les platiqué que hace unos días me contacto para levantarme los
ánimos y darme tips, y así las cosas toman forma y yo me siento mucho mejor.
La economía no ha mejorado, sigue igual, apenas alcanzando
para lo indispensable, espero que todas mis ideas se vuelvan acciones y
empiecen pronto a rendir frutos.
He pasado de la Indignación al llanto, y del llanto a la
acción, y nuevamente regreso a la indignación y otra vez al llanto. Pero de algo estoy segura, nunca, nunca me
dejaré de indignar, porque es mi forma de demostrar que la realidad me impacta,
que no me es indiferente, que me interesa y como decía el Dr.Luis A. Melogran
Lecuna, quien padeció Cáncer de Colon y escribió durante todo el proceso de su
enfermedad un blog contando su historia: “(...)
Nuestra vida es muy corta y el tiempo pasa volando...Si alguien sabe que el
sentido de la vida es algo distinto y mejor que el de desarrollar nuestros
talentos para hacer cosas trascendentes para nuestra especie, por favor que me
pase el dato(...)”
Hasta Mañana…
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2 comentarios:
Asi es mariluz de la indignacion al llanto!!!! Pero esto ha logrado grandes exitos!!!! Fijate q mas d una ocasion mi jefa me ha querido sacar a hacer visitas domiciliarias sabiendo q me hace daño el soll!!!! Pero no me niego me arropo y me cubro, pero algunas compañeras aveces comprenden y me dicen no no no t bajes esperate aki en la sombrita!!!! Y d alguna manera pues ven x mi!!!
Esta superque tus compañeras vean por ti, pero no olvides ver tu por ti, por que nadie mas lo hará de la mejor manera que nosotros mismos.
Creo que muchas de las cosas que me han pasado es por no pensar en mi, y no defender mis proridades, y una de las cosas que he aprendido , es que la salud es mi mayor preoridad, nada mas lo vale Eli, y cuando no estemos alguien mas hará lo que nos corresponde en el trabajo, pero para nuestros seres mas importantes, nuestra familia nadie estará en nuestro lugar.
Te mando un fuerte abrazo... Cuidate!!!
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