“El orden es el placer de la razón, pero el desorden es la delicia
de la imaginación”. – Paul Claudel
"El que quiere vivir el placer sin el dolor, y el orden
sin el desorden, no entiende las leyes del cielo y la tierra" - Tse,
Chuang
Mi madre era una mujer extremadamente limpia y pulcra, ahora
con tanto diagnostico inundando la red, podría ser clasificada como obsesiva
compulsiva por la limpieza.
Creo que justo ahí empieza a reforzarse mi deseo de
perfeccionismo, a pesar de ser mi madre una mujer que trabajaba también fue
mucho tiempo ama de casa, cocinaba, arreglaba la casa y lavaba la ropa, no
recuerdo como fue todo cuando solo estaba mi hermana, y aun no nacía, pero mi
madre y mi padre eran de familias muy humildes, más humilde por cierto era la situación
de mi madre. Nos cuenta que vivían en
una casita de guano que no tenía piso, era tierra pero aun así describe a mi
abuela como alguien sumamente limpio, cuya frase era: “una cosa es la pobreza y otra la puerqueza”, y la anécdota de que la tierra también se barre era para
nosotros muy común escucharla en la casa; ya que nos contaba que el piso de
tierra se humedece y también se barre y que ni la tierra ni ser pobre eran un pretexto para
la suciedad.
Con estos antecedentes ya podrán imaginarse como estaba mi
casa. Con el tiempo mis padres salen del
pueblito donde vivían y llegan a la ciudad
y compran la casita donde vive actualmente mi madre, quien por cierto
tardo años en pagar mi padre, años antes de morir finiquita su deuda. En mi país para los que no son de aquí puedes
pasar toda tu vida pagando una propiedad, eso de que tienes tu casa propia, es
muy relativo, llegas a pagar el doble, o triple o hasta más del verdadero valor
de una casa, pero según escuché el otro día, México es al parecer de los pocos
lugares del mundo donde la gente hace todo lo posible por conseguir una casa
propia, aunque pase toda su vida con una deuda, y que al final tu no disfrutas
como tu casa.
Ya estando en la ciudad el ritmo de la vida se vuelve otro según
entiendo, mi madre trabajaba por las mañanas como maestra, y en las tardes la
recuerdo tomando cursos que tenían que ver con lo que había estudiado y que según
eran necesarios, así que por mucho tiempo mis hermanas y yo estuvimos con
muchachas que nos cuidaban, y antes de eso mi hermana Soco la mas grande fungió
como nuestra madre, ella nos cuidaba, cocinaba y arreglaba la casa siendo aun
una niña. Soco me lleva 5 años, yo soy
la de en medio, y mi hermanita tiene 2 años menos que yo.
Mi padre, trabajaba en Alfredo V. Bonfil de maestro por las
mañanas, y en las noches que llegaba trabajaba en un periódico local llamado
Tribuna, en donde entró como reportero, y de ahí fue ascendiendo poco a poco
hasta llegar en sus últimos días a ser ya el Subdirector. A mi padre casi no lo veíamos. Esos viajes a Bonfil eran increíbles, por que
a diferencia de ahora viajar por carretera hasta ahí era larguísimo y era un
viaje que mi padre hacía de ida y vuelta todos los días. Una de las cosas que le admiro a mi padre era
que nunca lo escuché quejarse de nada. Su primer auto fue un safari verde, no
lo olvido.
Mi hermana Soco vivió mas de cerca este detalle con la
limpieza siendo ella la mayor tenía que limpiar y cocinar lo cual hizo que le
agarrara un amor profundo a que las cosas estuviesen siempre limpias, si vieran
su casa no lo creerían. Yo también fui así durante un tiempo. Ver algo fuera de lugar me desesperaba y me
estresaba mucho. Pero con esto del Lupus
he aprendido a tener prioridades, y arreglar mi casa ya no es una de ellas,
porque guardar mi energía para cosas mejores ha tenido que ser una constante en
mi vida. Otra cosa que es importante evitar es el contacto con algunas
sustancias tóxicas y casi todo lo que se usa para la limpieza no es bueno para
el lupus, hay que tener mucho contacto para el contacto con la piel. Ha sido difícil dejar de ser una obsesiva del
orden y la limpieza, he tenido personas que me ayudan con la limpieza de mi
casa porque yo he dedicado mucho tiempo al trabajo, en la época en que me
embaracé de Sofía sin embargo, tenía tres empleos, y aun embarazada junto con
josé limpiábamos la casa. Pero una vez
que apareció el lupus las cosas cambiaron.
Mis hijos me ayudan en algunas cosas pero se están volviendo
mucho mas tolerantes con el desorden de lo que fui yo. Compartí mucho tiempo habitación con mi
hermana Adda la mas pequeña, y éramos totalmente diferentes. Cuando tuve mi propio cuarto fue para mi lo
mejor que pudo sucederme, es más, en momentos de tensión y tristeza cierro mis
ojos y recuerdo mi habitación, arreglada justo como a mi me gustaba, ordenada y
todo en su lugar. Mi tocador, la
cabecera hermosa con un librero adjunto en donde podía poner mis libros y mi
grabadora, porque me encantaba escuchar música, y con el tiempo una tv pequeñita
blanco y negro que me regaló mi papá. Un
poster de Manuel Mijares y cuadros de bailarinas por todas partes pues también el
ballet era algo que me gustaba y practiqué por algun tiempo. Pero mi recámara era mi refugio.
Curiosamente ahora que lo recuerdo la disposición de casa de
mis padres es extraña, como casa antigua que es tiene todas las recamaras
conectadas con puertas, y estas son consecutivas, era sala, comedor, y dos
recamaras y de ahí le seguía un patio enorme la cocina era muy pequeña, el baño
estaba fuera, con el tiempo mi padre fue construyendo pero lo que hizo fue ir
aumentando habitaciones, y la casa se convirtió en algo largo con muy poca luz
ya al final. Uno de los primeros cuartos
que se construyó fue el de mi hermana Soco, de ahí se hizo como un pequeño
pasillo y le siguió el mío, pero quedaba fuera de la casa, totalmente
independiente, originalmente fue construido con la intención de que una
hermanita de mi mamá se fuese a vivir con nosotros, pero eso no sucedió y
entonces se volvió mi cuarto. Pareciera
que desde ahí ya estaba yo simbólicamente fuera del contexto, pues estaba
totalmente independiente, y si lo pienso era como tener mi propio mundo.
Disfruté mucho estar sola en mi recamara.
Cuando viví en Mérida mucho tiempo sola lo disfruté también,
y esto de la limpieza era lo mío, toda la semana trabajaba en mis diferentes
empleos y los sábados los dedicaba a arreglar mi casa y los domingos a lavar mi
auto.
Me gusta mucho costurar, tengo una máquina portátil que me
regalo mi padre, y a la que estando sola le saqué buen uso, hice las cortinas
de mi casa, cojines, y todo lo que se me podía ocurrir. Soy muy buena costurando.
Una de las cosas que actualmente me puede un poco es esto de
la limpieza, pero la verdad repito prefiero permanecer recostada descansando o
los fines de semana ocuparlos para salir con mi familia, ya veremos después como
deshacernos del polvo.
Limpiar es importante, es parte del diario vivir, hace poco
leí que uno de los logros que pretenden las feministas como parte de su
emancipación y empoderamiento es cobrar por las labores domésticas y el cuidado
de los hijos, pero yo que lo he hecho durante muchos años, desde pequeña y también
de adulta estando sola y sin hijos, les digo a estas mujeres que es algo
necesario, es como bañarse, y en una casa lo importante es que todos
colaboremos, que se convierta en algo que asumamos como parte del diario vivir,
no solo de una persona sino de toda la familia, por eso las madres se
desgastan, porque lo asumen como algo que les corresponde, pero si enseñamos a
todos los miembros a colaborar la historia es diferente. José cuando se casó conmigo no sabía agarrar
una escoba, como buen varón siempre fue servido, pero las labores del hogar
aquí son de ambos, lava trastes, barre, y por cierto lo hace mucho mejor que
yo, lava el baño, recoge la ropa, y si algún día se cumpliera mi sueño de
quedarme en casa y disfrutar de mi hogar, limpiar no sería un problema si solo
hiciera eso, lo haría con gusto sin la presión de sentir que tengo que terminar
para bañarme y salir a trabajar.
A las amas de casa que se quedan en las labores les han
vendido la idea de que salir a trabajar es libertad, y yo que he sido
asalariada y con un horario explotador les puedo decir desde mi experiencia que
no implica para nada libertad, que es un invento del capitalismo para que las
mujeres seamos mano de obra igual que los hombres y nos convirtamos en cómplices
terribles de esta vida tan estresada y materialista que vivimos todos, en donde
ya no hay tranquilidad, y pausa, en donde los niños están en las oficinas de
sus madres o sus padres haciendo los deberes saliendo del colegio y llegan a
casa después de todo un día fuera a altas horas de la noche para
descansar. En donde se ha creado todo un
mundo de tal forma en donde el sueldo de ambos padres ahora es necesario, y yo
que en ocasiones he soñado con dejar de trabajar por mi salud y mi deseo de tranquilidad
no puedo hacerlo porque hasta para pagar lo indispensable un solo sueldo jamás
será suficiente.
En fin, que esta historia de la limpieza da para mucho, pero
en mi vida es algo sobre lo que ha girado mucho de lo que soy. El orden es para mi muy importante, eso si,
mi consultorio es todo orden, es mi lugar, nadie lo invade, y es curioso en 18
años ningún niño me ha estropeado o roto algo, esa creencia que se tiene de que
no debe de haber cosas frágiles al alcance de los niños en mi vida nunca
existió, desde que soy pequeña, en mi casa había siempre adornos por todas
partes, a mi madre le encantaban los adornos de porcelana, muy famosos en el
pasado y teníamos la consigna de no tocar, creo que además del miedo que le
teníamos algo que actualmente yo he aprendido es que los niños necesitamos además
de límites confianza, y si tu le haces sentir a un niño que confías en que
podrá controlar sus impulsos , por supuesto que lo puede hacer. Y así crecí, y
así crecieron mis hijos, en la cocina a falta de muebles para los trastes yo
tengo un mueble de madera que mandamos a hacer José y yo y no tiene puertas, recuerdo que en una
ocasión cuando estaba embarazada de Sofía invitamos a unos amigos a la casa y
cuando la esposa de uno de ellos vio el mueble me dijo, cuando nazca tu bebé
tendrás que cambiar esto, porque sino todo lo romperá, y hasta la fecha a casi
11 años de tener ese mueble y ya con dos hijos sigue igual, sin puertas y jamás
he tenido que llamarles la atención por tocar algo que no son sus juguetes, y
por supuesto jamás han tocado algo en casa de su abuela.
No se si la limpieza tendrá que ver con nuestro interior,
muchas veces lo he comparado, he pensado que en nuestro afán de controlar, el
orden es una forma muy simbolica de sentir que lo hacemos, ir transformándome en
una persona mas flexible me ha ayudado a ser mas tolerante hasta con el orden,
mi madre luchaba por controlar su carácter, y también por controlarnos a nosotros
y a mi padre muy probablemente, ahora no se parece en nada a la mujer que era,
el orden le gusta pero ya no es su prioridad.
Constantemente lo platicamos y la forma en que ha madurado es para
nosotros increíble. Mis hijos disfrutan muchísimo
ir a casa de su abuela.
Agradezco a mi madre haberme inculcaldo el valor del orden,
en parte creo que así siempre he sido, ser ordenada me ha ayudado mucho, ser
disciplinada igual, e ir soltando poco a poco ha sido de los mejores ejercicios
que he ido aprendiendo, por que al final también es necesario.
Hoy tecleo y subo temprano el post porque tengo muchas ganas
de ir al cine con Sofía a ver Maléfica que ya se estrena, esta semana será
menos ajetreada que la pasada pero también estará llena de acontecimientos
estoy segura, además de que empiezo a planear el evento de aniversario de
Hypatia, y los nuevos proyectos que ya les contaré.
Limpiar por fuera es muy bueno, es genial, pero limpiar por
dentro lo es aún mas y por eso no se cobra, no existe un precio que lo valga,
pero es tan necesario, tan importante, y es increíble que casi nadie lo haga,
que casi nadie le dedique un tiempo, me encanta sabe que lo estoy haciendo y
les confieso que disfruto muchísimo hacerlo…
Hasta mañana….
Que intenso, ya cerrado el post y a punto de subirlo me puse a leer en internet información sobre las labores domesticas y las amas de casa y es triste encontrar a mujeres que se dicen feministas humillando, y maltratando a las mujeres que deciden ser amas de casa. Las labores domésticas, las labores del hogar son tan respetables como el trabajo remunerado y si me voy al extremo podría decir que hasta mucho mas, por que no hay mejor labor que cuidar un hogar, que crecer y disfrutar a tus hijos, y eso no te quita identidad, y un empleo tampoco es garantía de recuperar tu identidad, por que al final el trabajo remunerado puede ser tan alienante como el hogar, en un empleo nadie toma en cuenta tu persona, ni tus necesidades personales, y mucho menos lo que sientes y lo que es mejor para ti para crecer y desarrollarte, ambas situaciones pueden ser igual de malas. Y recibir una paga no siempre es garantía de tener un valor, por que depende de quien te lo da y los motivos. Recibir un sueldo de alguien que se convierte en tu dueño es terrible, a menos que seas tu quien decida cuanto y como, no creo que las amas de casa recibiendo un sueldo se conviertan en mas valoradas y tampoco que sean libres como creen, pero es cuestión de percepción y mi percepción es que yo en 20 años laborando no me siento libre, y que limpiar mi casa me cansa por mi situación de salud, pero mientras pude hacerlo lo disfruté y jamás me sentí usada ni humillada. Creo que era importante esta aclaración por que al leer la informacion que encontré me he quedado impactada y como siempre con mil ideas dando vuelta por mi cabeza.
Mi papá con mi hermana Soco cuando era bebé como podrán ver la casita donde vivían era de madera. |
encontré una foto en internet de un safari muy parecido al que tenía mi padre y que fuera su primer vehículo |
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