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martes, 13 de mayo de 2014

DIA 30 - ANTISOCIAL



“Me dice el corazón que no soy de este planeta, que caí de algún cometa fuera de circulación” LUIS EDUARDO AUTE.


“No es saludable estar adaptado a una sociedad profundamente enferma” JIDDY KRISHNAMURTI


Hace un tiempo la mamá de una niña me dijo que estaba muy preocupada porque su hija no es muy sociable, y se la pasaba leyendo libros y en internet, hasta que un día su esposo le dijo, que de que se preocupaba que si su hija no era sociable, era porque no lo necesitaba.
Es interesante, porque la verdad es que la socialización se ha desvirtuado de muchas formas, “pasar el rato”, “conocer gente”, “no estar solo”, pero la realidad es que la socialización implica mucho mas, es algo más profundo que desgraciadamente se ha llevado a lo superficial y de ahí que las relaciones humanas sean tan disruptivas y hasta dolorosas.

Alguien me hizo una crítica en alguna ocasión por mi falta de socialización, y de que no tengo amigos, yo no soy una persona muy dada a salir los fines de semana, ni tengo un grupo selecto con el que salgo a tomar el café, para mi sentarme a platicar con una persona implica no solo pasar el rato, y si soy muy selecta con la gente con la que invierto mi tiempo, hablar y criticar a los demás no se me hace una charla constructiva y tengo muy pocos amigos, porque para mí la amistad implica una relación bastante rica y que me ayuda a crecer.  La mayoría de mis amigos no están en Campeche, se quedaron en Mérida, donde estudié la universidad, muchos fueron mis compañeros de la maestría y son mucho más grandes que yo, y otros a los que aprecio mucho son virtuales, los he conocido por internet.

En uno de mis post que titulé FRAGILIDAD, contaba de lo sensible que soy y de la forma en que relacionarme con algunas personas me cuesta un poco de dificultad, si eso implica que tengo que cambiar mi forma de ser y convertirme en una persona que no soy.

Ayer fue muy raro, platicando con José le decía que debemos planear el estilo de vida que queremos y deseamos para nosotros y para nuestros hijos, que ya estaba cansada de intentar encajar en un mundo que está más que demostrado que no funciona bien y en donde tengo que perder la razón, para poder “adaptarme”, que me resisto terminantemente a renunciar a la cordura para volverme como todo el mundo, y terminar actuando como alguien que no soy y peor aun como alguien que terminará por destruir lo poco o lo mucho que le queda, me preocupa también que esto le suceda a mis hijos, le explicaba que si logramos rescatarlos de todo lo que a nosotros nos destruyó la autoestima, podríamos tal vez ayudarlos a conservar su seguridad y ayudarlos a desarrollar sus habilidades y a definir qué es lo que realmente desean y a luchar por alcanzarlo y no tendrían que pasar por todo este proceso tan triste y doloroso que nosotros estamos viviendo.

Encajar en un mundo desencajado no me suena nada congruente,
intentar mirar lo mejor cuando todo el mundo está intentando sacar ventaja de cualquier situación, es bastante duro, ayer una vez más me volvió a suceder, pero no pienso cambiar, si para sobrevivir tengo que volverme dura, insensible y superficial.

La verdadera socialización es convivir con personas que enriquecen y brindan posibilidades de madurez, los niños realmente socializan cuando conviven con personas que les ayudan a crecer, y a desarrollar habilidades, emocionales y cognitivas, que los invitan a conocer lo mejor de ellos mismos, de otros y del mundo que les rodea. 

Actualmente la socialización se ha denigrado a aprender habilidades para defenderte, para sobrevivir en el mundo actual, y al final terminas adquiriendo valores que en vez de ayudar a la convivencia y a construir una comunidad lo único que hace es reforzar la construcción de una sociedad egoísta que no piensa ni en ti, ni en los demás.

Siempre le aclaro a mis hijos que una cosa es tener compañeros y otra tener amigos, y que la amistad es algo muy profundo.  Mis hijos se cuestionan mucho porque la gente termina haciendo lo que le dicen los demás solo por quedar bien. 

Recuerdo cuando a mi pequeña Sofía la cambié de escuela en primero de primaria porque sufría de Bullying en la escuela donde estudiaba, en muchas ocasiones le comenté a la directora del problema que presentaba con una compañera, e hizo caso omiso, con el tiempo la situación empeoró, al grado que Sofi ya no quería ir a la escuela, lloraba y tenía pesadillas a la hora de dormir, cuando se cambio de escuela le explique qué niñas como aquella que la molestaban las encontraría en todas partes y que era importante que ella aprendiera a defenderse, es muy duro que termines diciéndole a tus hijos que tienen que vivir defendiéndose, pero una de las cosas que más asombró a mi hija era que efectivamente había una niña que también molesta a los demás pero todos le siguen la corriente, o hacen lo que ella quiere solo para no tener problemas.

A los pocos días me mandaron a hablar de la escuela para decirme que no se juntaba con las niñas y que casi siempre jugaba con los varones, cuando la cuestioné me dijo que no le gustaba estar con las niñas porque todas le seguían la corriente a una sola niña que las amenazaba y agredía y que nadie decía nada y que además los niños eran más divertidos, y me preguntó si tenía que hacer lo que hacían las demás, y le dije que no, que para nada, que si ella no estaba de acuerdo no tenía por qué hacerlo; hablé con la directora y le dije que si ese era el motivo de Sofía yo lo respetaba.  Con el tiempo Sofía aprendió a convivir con sus compañeras, y me imagino que no ha sido fácil, a diferencia de mí Sofía no es explosiva e impulsiva, observa y reflexiona, también es sensible, pero como José se guarda las cosas, sin embargo defiende sus puntos de vista y los maestros externan que es de las pocas niñas que no solo participa sino que pregunta y cuestiona y hasta los busca en el recreo para aclarar sus dudas.

Tristemente siento que la escuela se ha convertido en un terrible ensayo de la vida adulta, y del famoso mundo “real” que tanto dicen los papás.

Insisto, me resisto a convertirme en alguien que no soy y convertir a mis hijos en personas que no son, los he educado con valores, pero uno de los más importantes es ser fieles a lo que ellos creen y sienten, sobre todo si es algo que consideran correcto.  Mis hijos hacen las cosas por convicción, no por miedo ni por estar amenazados.  Algo que le admiro a Sofía es que estudia, y toca el violín porque ella así lo ha decidido, le encanta leer y disfruta de aprender por que saber es fascinante; y eso ha sucedido porque se ha hecho un juicio de las cosas y todo esto resulta porque hemos intentado mirarlos, conocerlos y darle los valores y las herramientas para desarrollar al máximo quienes son.

Le decía a José hace un momento que hemos sido excelentes padres, y que es nuestro deber preservar lo maravilloso que poseen nuestros hijos, y brindarles las herramientas para que puedan lograrlo.

Le explicaba que tanto insistir en encajar no está funcionando, y que yo de plano ya tiraba la toalla para continuar en esa faena que de plano no es la mejor, que construyamos el estilo de vida que deseamos y que una vez más no nos debe de importar lo que piensen los demás.
Muchas ideas pasan por nuestra cabeza, algunas las empezaremos a llevar a cabo, otras, llevarán tiempo, pero me siento más tranquila, ya no pienso perder la cabeza por preocupaciones que han sido implantadas en mí, y que de antemano sé que no son correctas y mucho menos lo que más necesito.

Le contaba a mi hermana algunos de mis planes y me decía que no me imagina viviendo casi casi como hippie, y no es que llegue a esos términos, pero si al grado de construirme la vida que mejor se acerque a quién soy y sobre todo a lo que deseo para mis hijos y para este mundo, porque todos quieren un mundo mejor pero nadie hace nada por componerlo, nadie se arriesga, todos desesperados insisten en encajar, y obligan a sus hijos a adaptarse y me pregunto entonces ¿cuándo va a cambiar el mundo?

Si seguimos así, jamás, jamás va a cambiar, seguiremos preservando lo incorrecto, seguiremos transformándonos en lo que nos indican que debemos ser y seguiremos siendo lo que no queremos ser, solo porque así nos conviene, y sí, tal vez no soy de este planeta, y caí de algún planeta fuera de circulación por que entre la fé y la felonía, la herencia y la herejía, la jaula y la jauría, entre morir y matar, prefiero amor, amar, prefiero amar, prefiero amar, prefiero amor, amar…

Hasta mañana…

Les comparto el link de este artículo muy bueno que explica lo que es la verdadera socialización:

SOCIALIZACION

Les dejo el Link de este pequeño artículo que escribí en el blog del Instituto : ¿ADAPTACION?

y esta hermosisima canción que es de mis favoritas de Luis Eduardo Auté 





3 comentarios:

Unknown dijo...

Me considero Antisocial pero CREO, SIENTO Y PIENSO QUE soy FELIZ

jony dijo...

En un mundo donde la locura es lo normal, es alarmante pensar cómo será el futuro de los niños, ya que en el fondo existe ese miedo en que ellos se conviertan en lo mismo. A mi me sucede muchas veces esto, que miro a mi alrededor y me pregunto si soy de otro planeta, porque muchas preocupaciones de las personas no les encuentro sentido, sobre todo su forma de actuar.Quizás yo sea en parte también un anti-social aunque me socialice, pero si tengo algo claro, es que nadie va cambiar mi forma de ser.
Un besote!

Eli Galvan dijo...

Creo q la mejor opcion es esa d ser antisocial. Ya q yo siempre creo en las personas me traicionan...